martes, 9 de febrero de 2010

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La conspiración de la Abuela

Hoy en un comentario mi amigo Ramón me ha hecho recordar a mi abuela y justo tenía abierta una página con las Conspiraciones del Sr. Zapatero y su amigo Sr. Blanco.

Pues sí amigos mi abuela entendía de conspiraciones más que ellos y sobre todo de crisis, engaños y valores morales.

Entender la situación que vive España es complicada para algunos, otros lo tenemos muy claro, pero nunca olvidaré la Conspiración de mi Abuela.

Contaba en noches frías de brasero que hubo una vez una visita al pueblo, era un señorito de ciudad que venía a comprar unos burros, ofrecía 50 pesetas por animal y algunos aldeanos aceptaron vender algunos de sus burros.

A la semana siguiente volvió el señorito de la ciudad y dijo en el tele-club del pueblo, necesito algún burro más, es una urgencia para mis tierras, así que hoy los pagaré a 75 pesetas.

Muchos se acercaron a ofrecer sus burros a este señorito y se quedaron muy contentos.

Pero a la semana siguiente volvió a aparecer y ofreció a todos vender sus burros por 90 pesetas, necesitaba estos animales con urgencia.

Ante este precio, ningún aldeano del pueblo se pudo resistir y vendieron hasta el último de sus burros, la oferta era estupenda y tendrían un gran beneficio, pues un burro no valía de aquella más de 30 pesetas.

Al día siguiente de dejar al pueblo sin burros, contaba mi abuela al calor del brasero y teniendo a todos sus nietos con la boca abierta, que volvió el señorito y habló con el alcalde y le dijo, pasado mañana necesito más burros, sino mis fincas caerán en la ruina, estoy dispuesto a pagar 150 pesetas por animal en mi próxima visita.

El alcalde rápidamente puso un bando de urgencia y la noticia corrió como la pólvora por todo el pueblo, se veía a todos preocupados pues ya no quedaban burros que vender, pero a la tarde llegó al pueblo por casualidades del destino, un comerciante con más de 100 burros ya que hacía una parada pues los llevaba a una finca lejana que los necesitaba.

¿Que hicieron en el pueblo? preguntamos al unísono unos niños entusiasmados, ¿que van a hacer? pues lo propio de una oportunidad como esta, negociaron con el comerciante, sacaron todos sus ahorros y le compraron los burros a 110 pesetas, ilusionados de que pasado mañana sus beneficios iban a ser suculentos.

Y aquí se acaba la historia.

Pero abuela te olvidas del final feliz de todos los cuentos que nos cuentas.

Es verdad, pero es que esta vez no hay final feliz, porque al día siguiente y al siguiente no apareció más el señorito, nunca se supo más de él en aquel pueblo.

Así que abuela ¿Que hicieron con los burros?

Nada hijos, no podían venderlos, habían pagado un alto precio por unos animales que no lo valían y el pueblo se lleno de burros por mucho tiempo, pero lo peor niños y que os sirva de lección es que todos los aldeanos de aquel pueblo se gastaron sus ahorros y se quedaron arruinados.

Pero todo cuento tiene que tener un final feliz abuela.

Sí, el final del señorito y el comerciante, cogieron un auto y se sabe que fue con este cuento a un pueblo lejano, viviendo feliz al conocer de nuevo a tanto incauto.

Sr. Zapatero, Sr. Blanco, ustedes no tenían abuelas que les contasen cuentos, la mía sabía mucho de conspiraciones y economía, ¿la de ustedes a que se dedicaba? o es que nunca prestaron atención a estas enseñanzas, hubo un tiempo en España que todas las abuelas contaban los mismos cuentos  a sus nietos.

Dedicado a las abuelas y abuelos que con sus historias y cuentos nos enseñaron que no existen conspiraciones y que las crisis son consecuencia de que hay siempre unos listos y muchos tontos.

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